Falta de humedad y cloro: enemigos de las lentillas

Ni en el mar, ni en la piscina

El agua del mar y el cloro de las piscinas son irritantes de la conjuntiva, además de que sus posibles microorganismos pueden causar infecciones. “Nunca debemos sumergirnos en estos entornos con las lentes de contacto puestas, sobre todo en la piscina. La sal y cloro son sustancias que provocan irritación ocular, de manera que es frecuente la conjuntivitis irritativa o infecciosa y el ojo rojo en verano”, explica Jiménez-Alfaro. No obstante, añade que la complicación más seria es la queratitis infecciosa por acantamoeba. “Las amebas son parásitos que viven en el agua corriente y que son capaces de fijarse al material de las lentes de contacto, y de allí invadir la córnea a través de pequeñas erosiones epiteliales presentes en todo portador de lentillas”, alerta el especialista.



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